¿De qué manera llegaste al videoclip?
Como espectadora fue con la MTV el verano de mis 13 años, gracias a la tele por cable de mis abuelos, me podía pasar horas viendo videoclips y esperando que sonasen las que a mí me gustaban más. Todo un ejercicio de paciencia aunque había cierto gusto en esperar y ver qué iban a poner y, con un poco de suerte, descubrir algo nuevo que me encantase. Como realizadora, supongo que de una manera orgánica, al haberme dedicado a hacer piezas audiovisuales que siempre han comprometido cierta estructura de videoclip o que incluso lo han sido, como el videoclip no oficial que hice de A fuego, de la canción de Joe Crepúsculo, que hice con found footage de imágenes de corridas de toros cuando experimentaba fórmulas para un documental que rodé sobre la tauromaquia en 2017.
¿Qué elementos crees que tiene que tener un videoclip para que perdure en el tiempo?
Lo primero que se me viene es tratar de no dejarse arrastrar mucho por la moda imperante, porque al cabo de unos añitos acaba cantando… si bien es cierto que hay elementos que son moda que funcionan tan bien que terminan arraigando, al fin y al cabo, la función hace al órgano, según se van desarrollando las técnicas se explotan ciertos recursos con un fin meramente estético y terminan prevaleciendo para un uso más narrativo. Dicho esto, para mí lo más importante, aunque parezca una perogrullada, es que el vídeo vaya a favor de la canción, que la apoye y no la eclipse. Hay veces que los videoclips vuelven muy pequeña a la canción o que queda muy desdibujada y para mí ahí se pierde la idea del videoclip…y por supuesto que narre, que cuente una historia, 33 años después de haberse hecho, Every day is like Sunday me sigue sorprendiendo por lo moderno que es, en ningún momento sale Morrisey cantando la canción a no ser en partes muy puntuales a través de televisores, en un momento en donde los vídeos musicales estaban plagados de totales de los grupos tocando la canción. Por contradecirme también rescato Raspberry Beret, me tiene obsesionada, siendo un vídeo de banda con sus matices. Es cierto que la presencia de Prince ya hace el 50%, pero el arte, vestuario y la animación que completan el otro 50 con un trabajo muy cuidado.
También me parece importante en muchos casos la controversia, romper las barreras, jugar con los límites… y ver qué lectura se saca pasado el tiempo. Vivimos en una época en la que se está cuestionando muchas fobias sociales pero a la vez hay puntos en los que me parece que hemos retrocedido y hay menos libertad artística y nos estamos volviendo más retrógrados. El videoclip de Love in Motion de Gaspar Noé me encanta a otro nivel porque precisamente usa un dispositivo muy sencillo: una púber bailando, disfrazada delante de la cámara de su amigo en un plano secuencia… toda la insinuación y sexualización que hay ahí se entiende porque G. Noé de manera muy inteligente hace que el punto de vista sea el de un niño, la mirada inocente…. y claro, no puedo dejar de sentirme reflejada en esa niña que quiere crecer antes de tiempo y juega a ser mayor. El caso es que el punto de vista del niño…. no deja de ser el del director, y es bastante polémico y me encantan que se busquen argucias para poder narrar situaciones políticamente incorrectas.
De la idea original al resultado final ¿Cuál es la obra con la que más satisfecha te has quedado hasta ahora?
Sin duda con Atalaya de Reserva Espiritual de Occidente, por cómo la idea fue evolucionando y tomando cuerpo con la visión y el aporte de cada una de las personas que estaban implicadas. Este videoclip para mí contiene toda la magia del cine, que supone un trabajo grupal en donde cada miembro es clave.
Todo empezó con una idea muy sencilla que a mí me apetecía explorar que era hacer una suerte de tableau vivant, pensaba que sería curioso hacer algo así cuando los videoclips por norma general hoy día tienden a estar llenos de información, de planos detalles, de planos muy picados… así que poco a poco esta idea que partía con fotos de Man Ray, que son muy de estudio, muy posadas y poco “narrativas”, fueron tomando vida.
¿Cómo funciona tu metodología de trabajo ? ¿De qué manera proyectas tu imaginario?
Tiene que ver con lo que decía antes: comienza con una idea que se fija en la cabeza, una imagen que quiero desarrollar, algo muy sencillo. En el caso de Atalaya partía de una máscara africana que tengo en casa, pensé que sería interesante jugar con ella dando vida a la emblemática foto de Man Ray y, a partir de ahí fue ir tirando del hilo. Esto también me pasó con un “anti” fashionfilm que hice hace unos años junto a mi pareja: tenía la idea de dos amantes abrazados que al abrirse el zoom estuviesen mirando el móvil (otra idea robada sin tapujos a Jean Cocteau, otro surrealista al que admiro y que en su caso mostraba a dos amantes poetas que se estaban abrazando y a medida que se iba abriendo el plano los veías escribir en su libreta, apoyándose uno en la espalda del otro)
¿Cuáles han sido los realizadores referentes para ti ,¿Qué cualidades destacarías de ellos?
Al final creo que lo interesante es que los referentes salgan de otro lugar. Es decir, para otras áreas me he valido de inspiración de los videoclips, sin embargo con ellos vienen de otras fuentes, directas como las mencionadas antes o más generales, como el anuncio que fue cancelado que hizo Jonathan Glazer, con Denis Lavant haciendo de súcubo que tiene ese halo irreverente que me flipa, o el propio Lavant en el final de Beau Trvail, que es un videoclip, es poesía, es danza y, por supuesto, la gente que vive en mi tiempo y es cercana a mí, es importante poder ver que gente que tiene una realidad similar hace cosas, que se mueven y que no todo es hacer vídeos con presupuestos de tres ceros.
¿Qué videoclips te han sorprendido más en los últimos años y por qué?
Territory de The blaze, porque tiene esa fuerza que le pido a un buen videoclip, narra una historia, acompaña a la canción y la hace crecer.
Minotaur de los antiguamente conocidos como Thee oh sees, jajaja, me encanta que tenga ese halo “cutre” recreándose en el cartón pluma y el disfraz de bazar y con ese sentido del humor siga siendo una historia fascinante y no deje de perder credibilidad.
Picture Me Gone de Ariel Pink, que me gusta rescatarlo ahora que está tan denostado, no soy nada partidaria de la política de la cancelación y además este me recuerda mucho a otro videoclip que podría haber mencionado en los que perduran en el tiempo que es el de Mr. Bungle, Pink Cigarette.
Glue de BICEP es un videoclip de sensaciones, instantes de vida, es muy sencillo y emocional a la vez.
¿Cuáles son los realizadores nacionales que te gustan más ,qué destacarías de ellos?
Son realizadores que me sorprenden a nivel global, que los menciono ahora porque sé que está esta pregunta más específica.
Rodrigo Cuevas – Muñeira, dirigido por Nuberu Bagu, mezcla perfecta entre tradición y presente. La posmodernidad al fin y al cabo.
Pantis – Mar, dirigido por Rubén y producido por Prenom, me parece increíble como una idea tan sencilla consigue ser tan efectiva
Es de mis videoclips favoritos de los últimos tiempos, me encanta la estética y el ambiente tan pesado que consigue, me recuerda mucho a Lynch
Otro de mis favoritos, me encanta esta canción y cuando la escuchaba en el tren de vuelta del trabajo siempre me imaginaba cómo la haría yo, no se me habría ocurrido nada mejor que esta joyita de vídeo, para mí tiene un aura bressoniana muy guay aunque con un componente más fantasioso.
Dada la situación económica actual ,¿de qué manera te afecta el presupuesto para realizar un videoclip de calidad?
En primera instancia diría que no me afecta, es la forma en la que he trabajo siempre: nada de presupuesto y valerme de las ganas de colaborar de amigos que se lían a hacer cosas sin cobrar. No hay presupuesto para nada más que el agua y los cacahuetes… jajajaja, pero claro, por eso mismo no hay que perder de vista lo que implica: trabajar para pagar el alquiler en puestos que no interesan a nivel profesional, el cansancio, el poco tiempo que queda para desarrollar actividades artísticas… al final el equipo, las dietas de rodaje o las cosas puntuales que he podido usar han sido gracias a mis padres, mis trabajos ajenos al audiovisual, a lo que me han prestado los amigos y su mano de obra gratis.
Es muy importante recalcar esto porque hay gente haciendo cosas muy buenas sin cobrar un duro y, peor aún, trabajando para grandes productoras sin presupuesto para su sueldo.
Es un tema serio ya que cada vez más hay todo un hype en ser sobreproductivo y estar siempre presenten en las redes sociales molando, mostrando cosas nuevas (‘se vienen cositas pronto’) y globalmente acaba generando mucho malestar todo ese halo de irrealidad de proyectos fantásticos que al final han podido hacerse porque los mecenas son los familiares o los trabajos precarios que se van consiguiendo.
¿Con qué artistas te gustaría trabajar en un futuro, ya sean nacionales o extranjeros?
Me gustaría trabajar o ya he tenido la suerte de hacerlo con los artistas y colectivos nacionales que he mencionado antes.
También me encantaría trabajar con Joao Pedro Rodriguez, que aunque hasta donde yo sé nunca ha hecho ningún videoclip, tiene unos de los mundos más fascinantes en cada una de sus películas. Por cómo trabaja cada una de ellas, lo distintas que son entre sí aunque no dejen de pertenecer a su firma… y el final de ‘Morrer como um Homem’, que es una de mis películas favoritas sin duda, es una microhistoria en sí y creo que es uno de los videoclips más bellos jamás rodados y con el visionado total de la película adquiere una dimensión descomunal, no puedo ver la película entera sin que el final me sobrecoja una y otra vez y termine doliéndome la garganta tratando de contener las lágrimas.
¿Qué elementos consideras más importantes para lograr un videoclip de calidad?
He ido dando pinceladas sobre esto, en resumen diría que es permitirse el lujo de romper moldes, narrar historias y disfrutar de la canción, que sea el eje vertebrador del proyecto.
Y para terminar, cuéntanos ¿Cuál ha sido tu mayor desastre en un rodaje?
Me encanta esta pregunta, un poco por lo que decía sobre el tema de las imposiciones y apariencias de cara a la galería, la gente no suele preguntar sobre esto y mucho menos hablarlo y esta censura implícita acaba haciendo daño. Al final, aunque sea en cuestiones mucho más importantes, hemos comprobado lo importante de hablar de lo que no funciona, lo que incomoda… y en este área aún estamos muy verdes, no estamos preparados para reconocer los fracasos o está sobredimensionado lo que supone en sí fracasar o no cumplir las expectativas:
Dicho esto, mi mayor fracaso fue el primer videoclip para el que se me contrató, de Sanny, una artista compostelana. El videoclip fue hablado e ideado en menos de dos semanas, de ahí me fui a Santiago a rodar, fueron tres mañanas de rodaje en las que produje, dirigí, grabé… me vino grande y eso que tuve la ayuda de amigos, pero lo cierto es que el tiempo ni mis conocimientos eran los suficientes para esas condiciones y, efectivamente, necesité un tiempo para asimilarlo, las expectativas no fueron las deseadas y compararme con gente que ha hecho cosas similares con brutal pericia resultaba demente y no tiene sentido. Lo importante es terminar por entender que son pruebas, lo que casi acaba convirtiendo a todo acto audiovisual en experimental, por muy masivo que sea, ya que cada vez te enfrentas a un nuevo reto que no sabes por dónde va a salir, que es lo que engancha y lo que lo hace tan mágico y, por supuesto, que todo paso nuevo va a ser seguro un aprendizaje.