¿De qué manera llegaste al videoclip?

Sin planearlo, buscando proyectos audiovisuales. Había hecho publicidad, cortometrajes y fashion films, y me pareció una oportunidad diferente para desarrollar productos de ficción.

 

¿Qué crees que tiene que tener un videoclip para que perdure en el tiempo?

Como con casi tantos artefactos audiovisuales, debe poseer imágenes únicas y con ellas la capacidad de provocar emociones genuinas en los espectadores. Hoy en día sumamos a esto la capacidad de publicitarse y viralizarse que tenga una pieza. En la vorágine de imágenes que consumimos es cada vez más difícil dejar una huella que perdure en el tiempo. El videoclip tiene un impacto importante en el presente, pero no olvidemos que compite en un mercado de imágenes digitales omnipresentes.

 

 

De la idea original al resultado final,¿Cuál es la obra con la que más satisfecho te has quedado?

En ambos videoclips de Califato estoy muy satisfecho con el resultado final.

Después de hacer Ruina de manera muy modesta pero con resultados estimulantes tanto para Califato como para mí, compartí con el grupo mis ganas de grabar algo en Almería. Utilizar sus texturas y escenarios mitológicos para hacer una historia ahí en forma de videoclip. Con la canción maquetada planteamos la idea germinal mediante conceptos: desierto, drogas, pasión, crucifixión, sangre, apocalipsis. En este tablero establecido, empezamos a ordenar los conceptos de manera que formasen una trayectoria visual completa. Los conceptos se convirtieron en una historia y la ambiciosa mezcla de elementos nos procuró un rodaje complicado, mucha localización y mucho artefacto. Creo que el trabajo del equipo fue excelente y el resultado esta a la altura de la idea germinal y el guión planteado.

 

¿Como funciona tú metodologia de trabajo?¿Como proyectas tú imaginario?

 Mi metodología se resume en encontrar tiempo suficiente para que la imaginación trabaje. Estar relajado es la clave, dar espacio a las ideas que vienen y van. 

Al hablar de películas cortas, ya sean fashion films, anuncios o videoclips, me cuesta mucho plantear el video como una única idea desarrollada. Me fascinan los realizadores que son capaces de generar una pieza corta en base a una idea visual genial. Una idea que parte de un planteamiento sencillo y que funciona para todo un video. He intentado desarrollar proyectos en esa dirección, pero no soy capaz de funcionar así.

Más que mi imaginario trato de proyectar mi sensibilidad. Como director, mi cabeza trabaja trasladando a lenguaje audiovisual un guión literario, un concepto o una idea. De la idea «pasión de cristo» o «desierto» a la Zambra, mi cabeza buscaba cómo trazar un arco narrativo. Qué presencia tiene el desierto, qué características van a tener Curro y Chapa para recordarnos a quién, qué paleta de colores voy a usar, cómo va a empezar, cuántos personajes van a intervenir. Además de esto, en los videoclips es esencial plantear la historia para que los cambios dentro de la propia canción sean avances en el hilo narrativo.

Intento tener una dieta audiovisual ecléctica, desde videoclips o Instagram, al cine de Abel Gance o la obra de Zurbarán. En definitiva, disfrutar y a la vez poseer imaginario suficiente para proyectar cualquier idea en lenguaje cinematográfico.

 

 

¿Cuales han sido los realizadores referentes para ti?

Hasta entrar en el mercado laboral, mis referentes eran casi exclusivamente cinematográficos. Había visto mucho videoclip, pero sin escarbar en los autores. La excepción fue el trabajo de Michel Gondry, Chris Cunningham y Spike Jonze. A estos pude estudiarlos en la carrera, y comprar un recopilatorio de sus trabajos que revisito a menudo. Bizarradas maravillosas, ideas imposibles y miles de formas diferentes para el concepto «videoclip».

Al empezar a hacer fashion films y publis, entré en contacto con la obra de Alex Turvey, Santiago & Mauricio, Danny Sangra o Mónica Menez entre otros. No podría decir que son referentes directos, pero de todos ellos aprendí cómo trabajar las piezas cortas desde una sensibilidad multidisciplinar: el cine, la pintura, la moda, la danza.

Me cuesta hablar mucho de referentes porque no se muy bien cómo se ordenan las ideas en mi cabeza, pero esencialmente bebo de la cultura popular de mi generación, de todos los autores en el arco entre la imaginería católica y el cine de Hollywood.

 

¿Qué videoclips te han sorprendido más en los ultimos años y por qué?

Probablemente el videoclip que más veces haya visto en los últimos años es «The Less I know the better«, de Canada para Tame Imapala. Lo habré visto más de 100 veces y la armonía perfecta entre todos los elementos tanto musicales como visuales me seduce en cada visionado. Al ver este videoclip, en cinco minutos paso por el mismo rango de emociones que viendo «Algo pasa con Mary«. Es increible el deleite visual de las coreografías, las abstracciones de color o la figura del simio como rival amoroso.

 

 

 

También me gusta mucho «Caro« Fernando Lugo para Bad Bunny y «Sirenas del mediodía» de Amar Hernández para El Columpio Asesino. Por razones muy diferentes, ambas son una extensión natural de lo que propone la música en lenguaje cine.

Tampoco puedo olvidar el impacto que me causó ver «Malamente» de Canada para Rosalía. La pieza establecía algunos conceptos que también nosotros ya habíamos planteado en nuestro fashion film «Integración«, para María Magdalena. Con una idea construida sobre un engranaje creativo y de producción mucho más grande, «Malamente» mezclaba sin ningún pudor la imagen de la España tradicional, en la atmósfera del mundo de la rave y el chándal. De nuevo, la plasmación visual de la sensibilidad de toda una generación.

 

 

 

¿Cuales son los  realizadores nacionales que te gustan más?¿Qué te atrae de ellos?

He ido descubriendo el trabajo de nuestra gente poco a poco. Entre otros, me gusta mucho el trabajo de Imanol Ruiz de Lara, Edu Casanova, Amar HernándezNysu, Nono, Little Spain, y por supuesto la gente de Canada. Creo que todos poseen gran capacidad de generar imágenes memorables, me gusta como cuentan las cosas que cuentan y espero seguir sus trayectorias por mucho tiempo.

 

Dada la situación económica actual ,¿de qué manera se puede hacer un buen videoclip en estos tiempos?

El retorno económico de estas piezas cortas es ya de por sí complicado. La supervivencia del videoclip pasará porque los músicos con más dinero paguen piezas capaces de mantener viva la presencia del videoclip, y porque los músicos pequeños tengan músculo y voluntad de invertir dinero en las personas y lugares adecuados para conseguir piezas capaces de competir en el entorno multipantalla donde vivimos. 

 

¿Con qué grupos te gustaría trabajar en un futuro, nacionales y extranjeros?

La verdad es que me costaría decir que no a cualquier grupo con ganas de currar conmigo. Me encantaría explorar más este formato y seguir haciendo micro películas capaces de poner imagen a una canción.

Por fantasear, creo que podría hacerle un buen videoclip para Eminem. Llevo escuchándolo desde niño, transformando sus canciones a imágenes dentro de mi cabeza. Aun así, los grupos son tantos como los que escucho. Me encantaría trabajar con La Femme, Chromatics, Grimes, The National, Charlie XCX, The Black Keys, Windows 96, MasegoPendulum o Arcade Fire. Sin olvidar a Bad Bunny, Daddy Yankee o Don Omar, para tantear el reggaeton como forma estética total.

En España me pasa un poco lo mismo, me encantaría trabajar con Rosalía o C. Tangana, con los que siento una conexión estética profunda, pero también con gente como Hidrogenesse, Juancho Marqués, Mala, Ayax & Prok, Pimp & Kinder, Triángulo de Amor Bizarro o El Columpio Asesino.

 

¿Qué elementos consideras imprescindibles para lograr un videoclip de calidad?

Lo esencial son recursos humanos y económicos. Si además contamos con un buen tema, y una idea con fuerza y desarrollo suficiente para vestir la canción completamente, podremos conseguir un videoclip de calidad.

 

 

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