¿Cómo nace este espectaculo? ¿Qué querias contar con el?

El espectáculo nace a partir de la propuesta que me hace Victor Palmero en unas navidades pasadas. A él le rondaba este texto en la cabeza desde que lo leyó y pensó en mi para que llevase a término la dirección. Yo en un principio me vi un poco abrumado por la propuesta, puesto que en una primera lectura no supe apreciar todo aquello que el texto ofrecía, pero me lancé a la aventura y la verdad es que ha sido una de las direcciones más gratificantes que he llevado a cabo a día de hoy.

 

 

 

¿Cómo ha sido el proceso creativo con Victor ? ¿Ha ido creciendo y modificandose con los ensayos o el texto estaba ya muy fijado?

El proceso ha sido un placer en verdad, y se ha conseguido mucho más de lo que en un principio los dos íbamos buscando. Víctor llegó a la sala de ensayos con el texto memorizado –lo cual es un verdadero placer- y yo sólo tuve que ir dirigiendo el torrente de ideas que en mi cabeza se aglutinaban. Los dos hemos puesto mucho de nosotros en este proyecto, de hecho cariñosamente él me llama “Chico” y yo lo llamo “Johnny”. Fue un proceso común que nos permitió trabajar a los dos libremente, y como yo digo empezamos “con un chándal, una silla, tú (Víctor) y yo”. Y eso nos ha permitido no tener ningún condicionante. Mi idea inicial –que al final pude llevar a escena- era que la única voz que escuche el espectador durante todo el montaje es la de Víctor (aunque doble personajes) y sobretodo que no fuera un monólogo al uso, sino que se permitiera transitar por el espacio y viajar con la emoción a través de los objetos, para que el espectador lo acompañase en este trascendental viaje que hace Johnny desde el principio hasta el clímax de final. 

 

 

 

¿Como ha sido de laboriosa la adaptación del texto original?

Ahí hemos sido muy respetuosos, puesto que el texto pese a ser de los 90 es muy actual. Sólo hemos fijado la acción en nuestro territorio –por eso Johnny llega a Madrid- e incluimos la escena de la homofobia, al igual que yo propuse que una parte del texto fuera rapeada –es decir, cantada-. El resto hemos viajado junto a las palabras del autor, puesto que es un texto muy bien escrito, y hay que tener en cuenta que Stephen House –el autor- es poeta también, con lo que la cadencia y la rima de las frases ya venía dada.

 

 

 

¿Qué reflexiones os gustaría generar al público con este espectáculo?

Sinceramente no nos hicimos ninguna idea preconcebida al principio, solamente queríamos contar la historia de este chico que es víctima de sus circunstancias personales y que, sin que él lo determine, la vida le va llevando a caminos que nunca se había planteado. Pero una vez vista la reacción del público creo que la reflexión viene sola… el propio Johnny lo dice en el texto -simplemente importa ser, dejar a un lado prejuicios y condicionamiento, solamente ser… y que cada uno trate de ser feliz como pueda-. Las palabras anteriores son una pequeña conclusión, puesto que no las cito literalmente como las escribió Stephen House para no hacer spoiler. Pero la reflexión, insisto, viene dada y servida en bandeja, sólo hace falta que el público digiera una historia tan cruda en la que, por desgracia, no nos inventamos nada.

 

 

 

¿Qué dificultades habéis tenido para hacer realidad el montaje?

Pues al igual que todo el sector artístico y teatral de nuestro entorno: el maldito virus que nos obligó a cancelar la gira y luego volver a iniciarla, y que nos limita los aforos de público. Salvo eso nada en verdad; si todo va como va queda Johnny para rato. 

 

 

 

¿Cuales han sido las obras que más te han atraído en la escena nacional en el ultimo año?

Sin duda “El Bar que se tragó a todos los españoles” dirigido por Alfredo Sanzol, por su franqueza, su buen saber hacer y porque condensa todo aquello que el teatro necesita.

 

 

¿Cuales son l@s dramaturgos/directores nacionales que más te interesan en la actualidad?¿Qué cualidades destacarías de ellos?

Juan Carlos Rubio, sin duda, por su versatilidad sobretodo a la hora de escribir, así como por atreverse a dirigir trabajos tan diferentes. Y de mi tierra –Valencia- destacaría a Carles Alberola porque siempre ha sido para mí un referente sobretodo en la comedia; y a Chema Cardeña porque cada montaje suyo me hace chequear todo lo que aprendí de dirección en términos clásicos y todo lo que me falta por saber –que es mucho-.

 

 

Y para terminar ¿como definirías la obra en una sola frase?

Como un canto de libertad, un grito al espectador de alguien que solamente pide ser como es sin más, sin necesidad de juicios ni valores preconcebidos. Johnnys Chicos hay cientos a nuestro alrededor, que solamente piden que se les respete, poco más.