Me llamo Luis Sorolla, nací en Madrid y aquí sigo. Soy creador teatral, actor, director, dramaturgo y productor, pero todas estas palabras me siguen sonando extrañas cuando las digo de mí.
Soy fundador de la productora Esto Podría Ser y miembro estable de la compañía [ los números imaginarios ] dirigida por Carlos Tuñón en la que trabajo como actor, dramaturgo y creador.
Como actor he trabajado en Un Roble, LEAR (desaparecer), Hijos de Grecia, Un Cuerpo En Algún Lugar, To No End, Yogur Piano, entre otros.
Como creador y como dramaturgo he escrito Telémaco: el que lucha a distancia. Un hijo de Grecia. (Teatro de la Abadía), Leviatán (Pieza anexa a LEAR (desaparecer), (Teatros del Canal, Teatro de la Abadía), Quijotes y Sanchos. Una travesía audioguiada. (Teatro de la Abadía) y En Otro Reino Extraño (Compañía Nacional de Teatro Clásico, Festival de Almagro 2020).
En 2018 fundé Esto Podría Ser, productora especializada en la puesta en pie y traducción de textos de dramaturgia contemporánea extranjera y en piezas de creación propia.
Cuando llegue el fin del mundo me gustaría que me pille cocinando el tiramisú de mi madre.
«Un Fin del Mundo llega. Dos niños y una niña son llevados a mitad del bosque. La misión que reciben de los padres: Ahora tenéis que contar todas las historias. Tenéis que contarlo todo.
Y estos tres niños, mientras afuera todo se desintegra, cada día han ido contando una historia: historias de finales, de momentos de abismo, de muertes. Y a la vez esperan.
Pasan los años, los niños han crecido. Ahora son tres jóvenes que desde ese mismo lugar, junto a su tienda de campaña, lo siguen contando todo. Atrapados en un no-tiempo y en este bosque que tal vez no sea lo que parece.
¿Son estas todas las historias?
¿Seremos capaces de contar otras historias?
Y enfrentados al fin, ¿de qué vamos a ser los precursores?»

 

 

¿Cómo nace este texto?¿Qué querías contar con él?

Normalmente soy un poco cauto con cómo contestar a estas preguntas por una cuestión de que con mi respuesta no se esté generando una “obligación” a que el espectador mire la pieza a través de este prisma que mi respuesta ofrezca. Creo que está bien que la pieza pueda hablar por sí misma y que cada persona del público pueda recibirla y proyectar sus propias reflexiones y cuestiones sobre ella en la medida en la que esta se lo permita. Y hay muchos aspectos y/o decisiones de Los Precursores que han sido dejados deliberadamente abiertos para que, aunque nosotros tengamos una visión que ha determinado las decisiones que hemos tomado, puedan caber otras muchas interpretaciones.

Dicho esto: el origen del proceso de creación de la pieza (y el texto es resultado del proceso de creación con toda la compañía) nace en parte de El Jardín de los Cerezos de Chejov, y de una visión que tengo de que en cierto sentido es una obra que habla sobre el Apocalipsis, el final de un mundo y la incapacidad/imposibilidad de imaginar o asumir siquiera lo que está por venir.

Aparte a mí me interesa mucho el tema de las narrativas y de las historias, y de cómo las historias que nos contamos constituyen el imaginario a partir del cual construimos mundo, sociedad, relaciones y lo que consideramos posible e imposible. Y el por qué de la fascinación por los relatos apocalípticos y qué clase de mensajes y de enseñanzas (profundamente capitalistas) suelen conllevar.

Y la obra también proviene de una frase de Frederik Jameson que dice algo así como “parece más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Que me fascina y me conecta con esta sensación de que parece que estamos en una estructura que nos contiene que es incuestionable, que consideramos inamovible, y que quizás no lo sea tanto. Y de ahí, pues fuimos tirando de hilos, saliendo cosas.

Pero sobre todo nace de la sensación de un grupo de jóvenes que nos reunimos y que compartimos una cierta ansiedad ante un futuro incierto, que no sabemos cuál es pero que no se corresponde con el relato que nos contaban de pequeños, y la sensación de sentir nostalgia por ese futuro imaginado nuestro.

 

 

¿Cómo ha sido el proceso creativo con los actores?¿Ha ido creciendo y modifícandose con los ensayos?

La pieza se ha creado en los ensayos y encuentros que hemos ido haciendo en todo momento. Partimos de una serie de preguntas, temas, textos e imágenes que yo propuse, y a partir de ahí hablamos mucho, jugamos mucho, imaginamos, improvisamos con un espacio posible y con múltiples premisas… Y fueron surgiendo poco a poco diversos aspectos de la pieza. Hay muchas cosas que traje yo en un principio, pero cosas que tiene que ver con premisas (la tienda de campaña, el tiempo sostenido, el bucle, la imposibilidad de irse, el mandato de “tener que contarlo todo”). Pero cómo eso se iba articulando en una pieza y en las relaciones, lo fuimos construyendo en ensayos.

En cuanto al texto, hay partes que se pudieron más o menos hablar pero que me senté a escribir y traje a probarlas en ensayos para terminar de pulirse (el inicio, las historias que cuentan), y otras muchas cosas son situaciones que surgieron en improvisaciones y que luego pasamos a texto, a veces tal cual sucedieron (La Flaca, los juegos que hacen durante las esperas, la dinámica final…).

La pieza claramente no sería la que es si el equipo fuese distinto, y sobre todo sin la mirada, voz y cabeza de Miguel Valentín (ayudante de dirección y de creación).

Aparte de todo esto, Los Precursores ha sido mi proyecto de segundo año en el taller de dirección escénica con Carlos Tuñón, por lo que en la creación de la pieza hemos estado asesorados por el mismo Tuñón y por Los Números Imaginarios, cuyas visiones y comentarios y acompañamiento han sido esenciales.

 

 

¿Qué reflexiones te gustaría generar al público con este montaje?

Me remito un poco a la primera respuesta en cuanto a que hay múltiples reflexiones que suceden y que me encuentro en conversaciones post-función que nosotras no habíamos anticipado y que sin embargo nos encantan y tienen todo el sentido.

Pero los lugares en los que más hemos nosotras podido pensar y debatir durante el proceso tienen que ver con la responsabilidad de las historias y las ficciones que consumimos (la responsabilidad de quienes crean y de quienes miran), si es posible y cómo es posible imaginar un futuro diferente que se salga del propio contenedor que parece férreo, y también la idea del bucle y el no-tiempo (en lo personal y también en lo social y/o político) y que quizás el Fin del Mundo no se parezca tanto a una película de acción con Bruce Willis sino más a una obra de Samuel Beckett.

Todo esto suena muy denso, quizás, y sesudo, pero es una obra muy divertida, y un viaje muy fluido. La gente se ríe. En algunas partes. En otras suceden otras cosas.

 

¿De dónde surge el bosque para desarrollar la acción allí?

Pues desde un primer momento había una imagen intuitiva y poco racional de una tienda de campaña de las antiguas en un bosque, con tres personas que no se alejan de allí. También imaginaba un ordenador de los 90 enchufado a una piedra (imagen que muto a la pantalla Led con los números), el dispensador de tickets colgado del árbol… No cuestione mucho la imagen, le hicimos caso y tiramos del hilo. Pero el bosque creo que fácilmente forma parte del imaginario Apocalipsis, preparacionistas y aislarse, y nos daba la ambigüedad de cuán real es que todo lo de afuera se haya destruido, o si simplemente están aislados y no se han enterado…

Y aparte de todo esto, la obra plantea una relación entre el dispositivo en el que están metidos los personajes en el bosque (con el mandato y el bucle de contar historias) con el propio dispositivo teatral de una obra con un director/dramaturgo que escribe y manipula para que sucedan las cosas que él quiere dentro de una estructura cerrada que él escribe y que encierra a unos personajes. Entonces en cuanto a espacios, lo natural y exterior del bosque contrasta mucho con la arquitectura y elementos teatrales de una sala. Y eso nos interesaba.

 

 

¿Qué dificultades habéis tenido para hacer realidad el montaje?

Supongo que las normales de cualquier proceso Off (o Off-Off) y a la vez muy pocas por el equipo que nos hemos juntado y los tiempos que hemos manejado. Pero el dinero y la infraestructura legal para poder dar de alta es un temazo, es muy difícil rentabilizar una producción en el alternativo y obliga a tenerlo en cuenta desde el planteamiento inicial (para tenerlo en cuenta o no, pero para no frustrarse pidiéndole peras al olmo)… Supongo que esa es la gorda. Y traer público, aunque en eso no nos podemos quejar.

 

¿Cómo se puede mantener una compañia dadas las circunstancias actuales?

Pues en este aspecto, todo lo que he aprendido es gracias a Carlos Tuñón y la compañía Los Números Imaginarios, de la que formo parte desde el inicio ya hace cerca de diez años. Y la premisa siempre ha sido juntarse a hacer compañía con gente a la que quieras y admires, con la que te apetezca pasar el tiempo y hablar de la vida y el teatro y compartirte.

También: pensar en procesos de larga duración colaborativos.

Y que la compañía en todo momento esté abierta y pueda asumir sin ningún tipo de conflicto ni reservas, sino más bien todo lo contrario, que las personas de la misma puedan hacer cosas fuera, puedan pasar por temporadas de mayor o menor nivel de estar involucradas. Es muy difícil que el trabajo de la compañía vaya a ser la única fuente de ingresos, o la principal, de nadie. Por lo tanto dar facilidades y abrazar e incentivar hacer cosas fuera. Y es en parte bueno que las decisiones de creación de la compañía no se vean teñidas y supeditadas a “esto es lo que nos da de comer, y si se va a pique o hacemos una pieza mala, no puedo pagar la casa”. El tema es equilibrar esto con, por supuesto, cobrar dignamente y poder aspirar a cobrar en relación y proporción a la inversión de tiempo, energía y recursos humanos que se ponen.

Y que todas podamos sentir las piezas y los procesos como propios y comunes.

 

¿Cuales han sido las obras que más te han atraído en la escena nacional en el ultimo año?

Muchas, muchas. Creo que me voy a dejar muchas importantes porque ahora mismo no me vendrán al empezar a enumerar, y que más tarde me voy a dar cuenta y me va a dar mucha rabia, y eso me da cierto vértigo. Y no quiero cagarla en ese sentido.

Esto espero que no se lea como una escapatoria o un salvarme el culo porque no se me ocurre ninguna o porque yo qué sé.

Pero, por nombrar algo y no dejar esto vacío, diré que me encanta el trabajo de Los Torreznos y de Sleepwalk Collective, y así esto no se queda en blanco.

 

¿Cuales son l@s dramaturgos nacionales que más te interesan en la actualidad?¿Qué cualidades destacarías de ellos? 

Creo que estamos en un momento maravilloso para la dramaturgia española, que se están escribiendo muchísimos textos tremendamente interesantes y que también hay muchas propuestas que están expandiendo la idea de “la dramaturgia” y repensándola desde otros lugares y otros modelos de “pieza escénica”. Y eso es una gran noticia.

Y de nuevo podría ponerme a hacer una lista, pero me resultaría raro, incluso como si tuviese que acordarme de marcar todas las casillas con miedo a dejarme a alguien que claramente me motiva, inspira y atrae. Porque son muchos nombres, de verdad.

 

Y para terminar ¿como definírias la obra en una sola frase?

Creo que prefiero no hacerlo, jajaja, no sabría ni por dónde empezar… ¿Puedo optar por un escueto y no carente de ironía “Pasan cosas y al final pasan otras cosas.”? ¿O es trampa?

¿Pierdo puntos por no haber sido muy obediente en mis últimas tres respuestas? ¿Os caigo peor? Espero que no…

 

 

Elenco: Rodrigo Arahuetes, Gabriel Piñero, Sara Sierra
Autoría y dirección: Luis Sorolla
Ayudante de creación y dirección: Miguel Valentín
Espacio Escénico y Vestuario: Paola de Diego (AAPEE)
Sonido y Audiovisuales: Daniel Jumillas
Iluminación: Gabriel Piñero
Producción: Esto Podría Ser
Asesoría: [ los números imaginarios ]