EMPRENDEDORES y LOCOS
GERARD CLÚA Y ESTHER DE LA FUENTE
Saladina Jota, julio de 2015.
Fotografía: Carlos Loureiro
A primeros de junio, LA ESCALERA DE JACOB Off de La Latina, abrió sus puertas de nuevo. Después del cierre del Off de La Latina, por razones administrativas y burocráticas, Gerard Clúa y Esther de la Fuente se centraron en LA ESCALERA DE JACOB de Lavapiés, pero no abandonaron el proyecto de la calle Mancebos, 4, y el domingo 14 de junio una gran fiesta dio el pistoletazo de salida a esta nueva etapa de la conocida sala madrileña. Una etapa que sigue apostando por una programación variada, pero que dará cabida a un teatro más arriesgado, intimista, reflexivo y crítico.
SALADINA- Señores, ustedes siguen arriesgando y arriesgando. Ahora con la apertura de una nueva sala: LA ESCALERA DE JACOB, Off de La Latina. Esto es una demostración de que, aunque lluevan chuzos de punta, sí se puede, ¿no?
ESTHER- Está claro, siempre se puede.
SALADINA- Con la ESCALERA DE JACOB lleváis ya diez años
GERARD- Empezamos ya hace muchos años con el proyecto y ha ido cambiando, evolucionando, creciendo, hemos sufrido, quedándonos más pequeñitos y luego otra vez más un poco más grandes. Cuando empezamos no había la crisis que luego sobrevino. Hemos pasado por todo.
ETHER- El “sí se puede” pasa por aguantar. Cuando las cosas están difíciles hay que mantenerse, entonces, si has superado eso, vas a poder llegar hasta el final.
SALADINA- ¿Y aguantar, cómo?
GERARD- Fidelizando al público que tenemos, que lleva con nosotros muchísimos años y siempre ha creído en el proyecto. Eramos de las pocas salas que hacíamos un teatro un pelín más comercial dentro de la parte Off.
SALADINA- ¿Pero “comercial” se ha utilizado a veces como algo despectivo, no?
GERARD- Cuando se habla de teatro “comercial” se habla de humor blanco, más sencillo, sin pasar los límites, pero no, no es eso. Aquí en LA ESCALERA DE JACOB siempre hemos hecho un teatro muy gamberro, que es un teatro con el que nos sentimos identificados.
SALADINA- ¿Siempre habéis tenido en cuenta al público?
ESTHER- Es el jefe.
SALADINA- En este sentido habéis hecho virtud de lo que Shakespeare planteó tan bien: nosotros somos bufones y el público es el rey. Ellos pagan por que les entretengamos y, a cambio, nos dejan decirles lo que queramos.
GERARD- Y, además, las salas son tan íntimas que al tener al actor tan cerca la mentira no coge.
ESTHER- Formas parte de lo que está ocurriendo inevitablemente y entonces te emocionas y a veces respondes como si estuvieras hablando con el personaje.
SALADINA- Eso sucede, yo lo he visto en LA ESCALERA DE JACOB y a gente entre 30 y 40 años. ¿En la era de la tecnología no emociona ver a espectadores que responden con esa ingenuidad?
ESTHER- También asusta.
GERARD- Y es muy bonito.
SALADINA- ¿En qué medida creéis que esa apuesta por el público tiene que ver con haberos sostenido?
GERARD- Siempre hemos intentado buscar la calidad, pero no quedándonos sólo con lo que a nosotros nos gusta. Preguntándonos, entendiendo lo que le gusta a nuestro público.
ESTHER- Hay diferentes opciones. Si quieres montar una sala de teatro tienes todo el derecho del mundo. Puedes tener ese público que es afín a ti, pero creo que lo interesante es estar abiertos a todo. Hay propuestas que no van con nuestro gusto, pero van con el del público. Y otras nos encantan y al espectador le cuesta más entrar, aunque con el tiempo acaba entrando.
GERARD- Nuestro público nos demanda muchos tipos de teatro. Por eso mismo hacemos multiprogramación. Antes con dos salas y ahora con cuatro buscamos ofrecerles muchos tipos de teatro, posibilidades de elección cuando se pregunten: ¿hoy qué quiero ver?
ESTHER- Lo que pasa con la diversidad es que implica una responsabilidad, se trata de elegir y el riesgo de elegir es equivocarse. Y eso que para mi es emocionante a otros les acongoja un poquito, pero cada vez hay más gente que dice: “voy a ver qué pasa”. Y si vas a LA ESCALERA DE JACOB tienes donde elegir. Seguro que hay algo que encaja con ese momento necesitas: Una comedia, algo más denso, un Trhiller o algo frívolo.
SALADINA- En Madrid está pasando algo muy potente desde hace unos años. Podemos vislumbrar el inicio de una industria ¿Por qué seguimos con la cantinela de que no somos como los americanos o ingleses? ¿No nos creemos capaces?
GERARD- Hay un pesimismo sin sentido. Aquí hay gente muy buena. Cuando empezó MICOREATRO POR DINERO todo el mundo decía: “pero como vas a hacer un proyecto de quince minutos y en un cubículo”. Y ahora todo el mundo está pegándose por estar ahí.
SALADINA- Está en México en Miami, Costa Rica… Emprendedores dinamitando muros y abriendo caminos de nuevo, como en los 80, una época en la que todo era posible. O a principios del siglo XX, momento en el que Madrid tenía un sinfín de teatros, se representaban todo tipo de géneros, proliferaban las compañías o se escribían textos a dos manos. Curiosamente momentos de crisis, como ahora.
GERARD- Nosotros, en cultura, siempre hemos sido una potencia y no sé por qué ahora no defendemos eso y seguimos diciendo que los electrodomésticos alemanes son los mejores.
ESTHER- Es un proceso lento. Todavía hay gente que dice: “ay, una película española no”.
SALADINA- De los cero a los quince años viví por toda España y descubrí un país increíblemente rico. Un país dónde las gentes, los paisajes, los colores, las músicas, la gastronomía tienen algo en común y muchas cosas diferentes. Y, claro, todo el folclore, que no acabamos de reivindicar. ¿No tenemos mucha riqueza por descubrir, meter para la cazuela y mezclarse con todo sin perder la esencia?
GERARD- En LA ESCALERA DE JACOB está dando clases a un gran musicólogo, Eliseo Parra, que te explica con que se hacían los instrumentos musicales aquí y es maravilloso. O BLANCA LEE, que se va a EEUU, empieza a mezclar el flamenquito con el rap, y deja flipando a todos los negros del Bronx. O los las ARTES VERBÉNICAS y los VERBENA WARRIOS, que han animado la fiesta de inauguración del LA ESCALERA DE JACOB, Off de La Latina. Ellos lo que hacen es coger lo ”cañí” y transformarlo. Ese es el concepto, la evolución, por qué no un chotis en versión house. Esos somos nosotros, “El Quijote hip hop” rapeado entero por Dani Panullo, el Langui, Fran T y otros artistas.
SALADINA- O Ilegales y su versión de “El caballero de Olmedo”.
ESTHER- Los españoles siempre hemos tenido artistas maravillosos.
ESTHER- Mirar para adentro es lo que nos falta y olvidar esa necesidad de ser otros todo el tiempo. Y no se trata de no coger algo que te guste, se trata de reinventarlo a tu estilo. Porque al final todo es lo mismo, todos venimos del mismo lado, bailamos desde las cavernas dando los mismos saltitos.
SALADINA- En el norte se le llama pote y en el sur puchero.
ESTHER- No hay nada más creativo que un ama de casa dando de comer a siete hijos. Al final se trata de coger una paella y decir: ¿qué le puedo añadir? Mezclar tiene que ser materia obligatoria para cualquier artista. Eso es lo interesante y el señor de enfrente va a querer conocer ese otro punto de vista.
SALADINA- ¿Hay que verlo todo para mezclarlo todo?
GERARD- La vida es contrapunto, el teatro es contrapunto y es lo que hay que asumir. Como las procesiones. Yo no soy religioso, pero me impresionan muchísimo. Ese momento de silencio total. Ver como va pasando ese Cristo crucificado.
ESTHER- Es que hay tanta solemnidad, tanto protocolo.
GERARD- Tan buen teatro. Todos actores se lo creen y eso es lo importante.
SALADINA- Como los niños, ahora soy Superman y ahora soy Dani y me meriendo un bocata de chorizo.
SALADINA- ¿Qué nuevos sueños tenéis? Sueños locos.
GERARD- Mi sueño loco es que LA ESCALERA sea un germen de artistas, que no paren. Que vengan y me digan que después de estar dos años aquí han hecho una gira y les han llamado del teatro no se qué porque funcionan. Olé! Y que después vuelvan con otro proyecto porque se sienten bien aquí, en LA ESCALERA DE JACOB. Tratar a los artistas como a nosotros nos gustaría que nos trataran es al final el leif motiv de LA ESCALERA DE JACOB.
SALADINA- Off Broadway.
GERARD- Off Broadway totalmente.
Gracias por vuestro arrojo y que la fuerza os siga acompañando. Y a ustedes, espectadores, sólo decirles que nos vemos en los teatros. Sin excusas