La obra “Summer Evening”, de Javier Vicedo Alós (Premio Calderón de la Barca en 2014)  se estrenó el pasado día 12 de Enero en la Sala Cuarta Pared de Madrid.

“Los Bárbaros” aborda por primera vez un texto ajeno a la compañía, cuya trama gira en torno al famoso cuadro de Hopper, que pone nombre a esta obra.

La imagen del cuadro representa a una pareja, de expresión muy seria, en el porche de su casa. Sin más información que esa, el autor ahonda en todas las posibles historias que refleja la inquietante imagen. Efectivamente, la ambigüedad de la misma le permite jugar con los personajes, hacerlos entrar y salir de su rol, e, incluso, ser conscientes de que no tienen ni voz ni voto. Es el escritor el que los crea, cual demiurgo, y, por lo tanto, los moldea a su gusto.

Para reforzar la idea de generar historias a partir de la sugerencia de una imagen, el director, Miguel Rojo, apuesta por una puesta en escena en la que subraya un estado neutro, desde la interpretación. Tanto los diálogos como el subtexto – que en este texto es explícito, al contar los personajes sus historias en tiempo pasado – son dichos prácticamente sin emoción, porque este espectáculo busca subrayar la figura del creador, desde un ambiente evocador, ya pasado. Es una oda a la ensoñación del escritor.

 

Entrevista Miguel Rojo

Redactora:Paloma Arroyo

¿Por qué «Los Bárbaros» ha decidido apostar por una obra ajena?

Los Bárbaros solemos trabajar piezas que no parten de un texto sino más bien de un concepto o idea y suelen ser conceptos o ideas que surgen de conversaciones e inquietudes de nuestros dos directores artísticos, Javier Hernando y Miguel Rojo. En este caso, la lectura de ‘Summer Evening’ de Javier Vicedo Alós nos sedujo porque nos pareció hermana de nuestros trabajos: la insistencia en la repetición como forma de ir horadando un sentido, la estructura fracturada, el tono anticlimático, el juego dramático… En ese sentido, aunque se salga de nuestras lógicas de producción, es una obra que comparte muchas cosas con nuestras piezas anteriores y un pasito más que nos ayuda a comprender qué hacemos, cómo lo hacemos, cómo y por qué queremos llegar hasta el otro con nuestras historias.

 

¿Qué es lo que os ha llevado a estrenar un texto ganador del premio Calderón de la Barca?

Que sea o no premio Calderón de la Barca quizás es algo más circunstancial. Puede ser que si no hubiese ganado el premio no habríamos llegado hasta el texto, no lo habríamos leído, no lo habríamos montado, no sería programado en la mayoría de sitios donde está siendo programado. Los premios sirven básicamente para eso, para que el texto llegue a más gente, y para dar de comer al autor unos meses.

 

/ Llama la atención la estética de la obra, ya que tanto la interpretación como la escenografía y la puesta en escena apuntan hacia lo estático, de alguna manera vacío de emoción ¿Cuál es la finalidad de esta propuesta?

‘Summer Evening’ es una pieza casi más literaria que escénica, o en la que confluyen lo literario y lo escénico de forma muy literal. Si lees el texto, te das cuenta rápidamente que no sólo hay acción dialéctica en el texto sino que la acción física está en el texto como diálogo también. Cuando empezamos a montar nos dimos cuenta rápidamente que en cuanto cargábamos la escena con cosas muy dinámicas: movimientos de los actores, mucho vídeo y música… el texto desaparecía inmediatamente, entendimos que era un texto que requería un ejercicio de contención por parte de el resto de elementos escénicos para que este tomase vuelo y para que la propuesta total tuviese lógica.

 

 Y, en cuanto al trabajo con los actores, ¿Cómo ha sido trabajar con ellos desde un lugar neutro?

Debido a la peculiaridad del texto antes mencionada el trabajo de los actores en esta pieza es tremendamente complicado. Ya que la pieza no va a mostrar picos de interpretación ni de arco de personaje hay que construir con capas y hacia lo profundo. Ya sólo el ejercicio de memorización en un texto de dos personajes con réplicas de una frase pero que no siguen una lógica de diálogo es tremendo. Entonces, los actores están trabajando tres niveles: el de actor que está en el teatro en el momento presente trabajando (y era importante que este no se perdiese pues gran parte de la tesis pasaba por ahí), el de personaje sacado del cuadro de Hopper de los 50s en Norteamérica y el de narrador que acota y narra las acciones del propio personaje mientras reflexiona a otro nivel sobre Hopper, la autoría, la vida, la ficción, la representación, etc. Todo esto, además, manteniendo conciencia de contención, pues en cuanto se desbocaba la interpretación desaparecía el texto. Debido a la naturaleza de Hopper los actores también trabajaban (sobre todo su cuerpo, ciertas posturas) con la idea de cliché. Salva y Sara han hecho un curro inmenso para esto obra, quizá el menos generoso, pues debido a esta contención no es gozado tanto por el público, pero el ojo experto sabrá reconocer la cantidad de cosas y trabajo que hay metidas en su trabajo.