Mi nombre es Nicolás Bonilla Maldonado. Nací en Bogotá, Colombia en 1984 y vivo en Madrid desde el 2020. Soy artista y trabajo principalmente en cerámica.
No siempre he sido artista. Estudié Historia en la Universidad de los Andes (Bogotá) y un master en Curaduría en la Universidad de Essex (Reino Unido). Me dediqué por casi 10 años a trabajar en el Instituto Colombiano de Antropología e Historia en procesos de investigación, escritura y exhibición de piezas arqueológicas y etnográficas. El trabajo con museos públicos en Colombia me llevó a interesarme profundamente en las nociones de coleccionismo, objetos culturales y puntualmente, en la cerámica como medio de expresión.
Desde pequeño he sido cercano a la cerámica por temas familiares, en mi casa había un taller. Hice piezas utilitarias (tazas, bowls, pocillos, vasos, platos) por muchos años a modo de hobby y para recolectar algún dinero para viajar y salir de fiesta. Solo hasta tener 30 años empecé a trabajar la cerámica desde otra perspectiva más asociada al mundo del arte y la escultura. En las pocas horas que tenía libres por mi trabajo en los proyectos de investigación en arqueología y etnografía, empecé a pensar en la posibilidad remota de convertirme en artista. Fue una cosa que surgió de manera muy orgánica y lenta, fue un camino que no busqué, que me encontré sin querer y decidí navegar.
Por otro lado, mi familia ha sido muy cercana al mundo del arte en Colombia. He tenido el raro privilegio de visitar artistas, museos y galerías desde muy pequeño.
Me interesa la cerámica como un oficio que cuestiona constantemente los límites imaginarios entre la ciencia y el arte. Según la concepción tradicional, el artista se encargaría de conmovernos con sus mundos simbólicos y el científico de descifrar la verdad objetiva. Sin embargo, tanto las grandes obras de arte como los importantes avances científicos, son miradas profundas de la realidad y redefinen los límites de la imaginación. La cerámica se debate siempre entre la exactitud de la química y la física y la subjetividad de la creación plástica a través de la experimentación. Me gusta pensar que un ceramista es artista y científico a la vez. Mi trabajo busca establecer lazos entre el conocimiento científico de la naturaleza y el poder transformador de la materia que se nos ha heredado generación tras generación.
Desde hace 10 años hago rocas en cerámica. Paso los días en mi estudio modelando manualmente cientos de rocas en una especie de mantra infinito. En este momento estoy muy cerca de llegar a las trescientas mil piezas realizadas con diferentes arcillas, técnicas de construcción y tipos de cocción. Desde el inicio del proyecto he creado una institución ficticia llamada Servicio Geológico Ápex que se ha encargado de recolectar, organizar, jerarquizar, nombrar y exhibir el patrimonio geológico que he construido.
Las rocas del Servicio Geológico Ápex han sido expuestas en varios escenarios artísticos emulando exhibiciones de carácter científico, en donde todas las piezas han sido sujetas a procesos de clasificación taxonómica.
Mi trabajo gira alrededor de los siguientes intereses:
– Examinar las posibilidades creativas del trabajo interdisciplinar: arte y ciencia.
– Debatir el poder de control y dominación sobre la naturaleza por parte de los estamentos científicos en los procesos de clasificación, jerarquización y divulgación de la información. Recolectar, inventariar, organizar, nombrar y exhibir son mecanismos de apropiación de la naturaleza. Mi trabajo alude a los procesos de exploración científica a través de una institución ficticia (Servicio Geológico Ápex) emulando una expedición contemporánea al mismo estilo de la Real Expedición Botánica o la Comisión Corográfica.
– Cuestionar las particularidades de los dispositivos de exhibición. Al exhibir estas rocas ficticias al estilo de un museo científico (o gabinete de curiosidades) se ponen en cuestión los poderes políticos de los espacios de exposición. Los límites entre lo real y la ficción se diluyen.
– Usar una técnica tradicional como la cerámica para construir discursos artísticos pertinentes y actualizados para el arte contemporáneo.
– Explorar a profundidad las particularidades del quehacer cerámico, la rigurosidad técnica del oficio.
– Hacer rocas en cerámica es un proceso de memoria. La arcilla fue roca alguna vez. Esta trasformación geológica que puede llevar unos 10.000 años de transformación por el clima, la erosión, el tipo de suelo o vegetación, se revierte en 10 horas de cocción en el horno cerámico. De esta manera, el barro regresa a su anterior y primogénita vida. Las rocas “creadas” no se diferencian en su composición y características a las rocas “reales”. Esto me permite explorar los infinitos caminos que se abren al establecer relaciones entre la ciencia y el arte, entre los objetos de la naturaleza y los objetos creados por los humanos.
Todo ceramista se ha cuestionado alguna vez sobre su particular posición entre el arte y la artesanía. ¿Cuál es la diferencia entre las dos?, ¿Por qué existe esa discriminación arbitraria entre los términos?, ¿Dónde su ubica la práctica cerámica?, ¿Soy un artista?, ¿Soy un artesano?, ¿Soy ambos? ¿Se puede ser ambos? Estas preguntas han guiado constantemente mi trabajo. Busco, desde diferentes ángulos, cuestionar el papel que puede jugar el quehacer cerámico dentro de las prácticas artísticas contemporáneas.
La repetición es el lenguaje transversal en mi obra. Construyo con arcilla colecciones ficticias de objetos moldeando la misma forma miles de veces. Este ejercicio que puede no tener fin, resalta la importancia de la acción sobre el objeto mismo. Presto especial atención a la forma en que exhibo de mi trabajo, con diseños museográficos específicos para cada proyecto, busco resaltar la idea de conjunto, de experiencia espacial más que de contemplación individual de objetos.
Estoy muy pendiente del trabajo de los ceramistas y de su interacción con el mundo de las artes plásticas y del arte contemporáneo. La lista es infinita, pero puedo pensar ahora en Rachel Wood, Jennifer Lee, Cecilia Ordoñez, Carol Young, Yo Akiyama, Edmund de Waal, Licie Rie, Hans Copper, Shoji Hamada, Harrison Mcintosh, Ruth Duckworth, Peter Voulkos, Saturo Hoshino, Jane Perryman y Shozo Michikawa. Y los más importantes para mí, sobre todos, los anónimos artistas ceramistas del mundo prehispánico, que dejaron en América millones de piezas como testigos de sus muy sofisticadas técnicas y complejos pensamientos espirituales. Aún están en mora de ser estudiados sistemáticamente.
Desde el 2020 vivo en Madrid. En estos 4 años he desarrollado dos proyectos artísticos de largo aliento.
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Tierra de Serpientes
El primer proyecto fue llamado Tierra de Serpientes y los resultados fueron expuestos en la Galería La Cometa (Madrid – Mayo de 2023) y en la Feria de Arte Contemporary Istambul (Estambul – Octubre de 2023).
Tierra de Serpientes fue planteada como una expedición científica que me llevó a recorrer todo el país recolectando arcillas salvajes en 15 lugares diferentes. Con las arcillas recolectadas, construí más de cinco mil rocas que fueron cocidas empleado variadas técnicas: oxidación en hornos eléctricos, reducción en hornos de gas, rakú y saggar en hoyos en la tierra.
El resultado del proyecto fueron 15 gabinetes con colecciones de rocas que correspondían a cada uno de los lugares visitados:
Flysch de Zumaia- País Vasco,Usera-Madrid,Monfragüe- Extremadura. Santillana del Mar- Cantabria, La Herradora- Castilla- La Mancha ,Cap de Creus- Cataluña ,Valle de Baztán-Navarra ,Lanzarote-Islas Canarias, Icnitas de Enciso- La Rioja Cañón del Sil-Galicia, Ciudad Encantada-Castilla-La Mancha ,Hoces del Duratón-Castilla y León ,Marismas del Barbate-Andalucía.Monte Perdido-Aragón, Malvarrosa-Valencia
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El Fuego Secreto
El proyecto EL FUEGO SECRETO fue desarrollado exclusivamente para un Solo Show con la Galería SGR (Bogotá) en Urvanity 2025.
Al estilo de una expedición científica, recorrí miles de kilómetros por todo España recolectando arcillas salvajes y agua de los ríos Ebro, Duero, Tajo, Miño, Júcar, Nervión, Guadalquivir, Guadiana y Turia para construir más de 3000 rocas en cerámica. Las piezas, moldeadas una a una, fueron cocidas en fogatas realizadas en hoyos en la tierra empleando materiales orgánicos para transmitir colores y texturas a las superficies cerámicas. Las piezas son exhibidas en gabinetes de madera emulando museos científicos o gabinetes de curiosidades. La pieza central de la exhibición se llama Tabula Alchemica o altar de la transmutación y remite a la estación de trabajo de un supuesto alquímico que construyó artificialmente estas rocas. Esta pieza fue concebida, a manera de colaboración artística, con el diseñador y arquitecto español Guillermo Trapiello. El Fuego Secreto gira alrededor de las múltiples relaciones entre arte, ciencia y misticismo. A su vez, explora las delgadas líneas que dividen la realidad de la ficción, y lo artificial de lo natural.
Estoy terminando un doctorado en la facultad de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. El tema es muy grande y complejo, pero básicamente estoy tratando de argumentar que un horno de cerámica es una Máquina del Tiempo que permite a los artistas cuestionar, desde la práctica, las noción lineal y evolutiva del tiempo.
Me gustaria estar en un futuro encerrado en mi estudio haciendo cerámica. Ojalá con menos presiones externas y más tiempo de concentración.
No soy un experto pero he tenido experiencia en muchas ferias internacionales de arte en varios países, principalmente Estados Unidos, México y Colombia. Creo que el mercado del arte en España es poco fluido y muy conservador. Es cierto que aquí hay mucho apoyo institucional y las organizaciones culturales (públicas y privadas) apoyan económicamente el ecosistema del arte. Eso es una maravilla y es envidiable. Sin embargo, los coleccionistas privados son pocos y el público en general no compra arte. Creo que no es una cuestión de falta de dinero, más bien de tradición. No siento que España tenga una tradición de coleccionismo privado como si existe en otros lugares (incluyendo algunos más pobres). Además, los altos porcentajes tributarios para artistas, galeristas y demás no incentivan la compra. En algunos países, los gobiernos apoyan el flujo de dinero a las esferas de la cultura con exención de impuestos y apoyos de tipo logístico. Eso ayudaría.
Es lo único que nos queda. Es uno de los pocos lugares que enfrenta, critica y cuestiona los estamentos que nos han llevado a lugares horribles. Es un refugio que permite transitar el mundo desde la poesía para incentivar el pensamiento y el diálogo sensible.
Creo que es cuestión de oficio y repetición. Se deben visitar más exposiciones, más museos, ir a más recitales y charlas. La oferta cultural en España es inmensa y debe ser asumida como producción de conocimiento, como invitaciones a pensar, y no simplemente como entretenimiento de consumo.
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@nicolasbonillamaldonado