Pocas veces sucede que se juntan dos bandas en un concierto del cual sales pensando que las dos fueron igual de buenas y que no existió un telonero como tal, ambas bandas fueron igual de principales y brillaron en sus actos. Este es el caso del pasado evento que se dio lugar en la sala Apolo de Barcelona donde tuvimos la suerte de ver a Caspian (Massachusetts, USA) y Toe (Tokio, Japón).

Las puertas de la sala abrían desde las 8.15 de la noche y desde ya se podían sentir las ansias de los asistentes por que comenzara aquella noche musical, la cola para entrar daba vuelta a la gran esquina que hace Apolo en la avenida del Para-lel.

Comenzó Caspian con un post-rock instrumental que iba creciendo a medida que pasaban los temas. Como lo dijo en alguna entrevista Phil Jamieson, guitarrista y miembro fundador de la banda, “nos veo como narradores y músicos por igual”, y esto se hizo notar. Sin necesidad de utilizar la voz el concierto nos hizo vibrar de comienzo a fin como si nos estuvieran contando una historia que tuvo su punto más álgido con reventones desordenados y ruidosos para luego ir dejándonos poco a poco habiendo desfogado mucha furia listos para que tomaran el escenario sus compañeros de esa noche.

Toe se hizo esperar para salir, pero no en vano, hubo media hora de descanso en la que se podía escuchar el barullo del público, mientras se preparaba la banda para salir. Instrumentos se desmontaban y montaban rápidamente haciendo pequeñas pruebas de sonido, lo que hacía notar lo detalloso que iba a resultar el siguiente concierto.

Como nos podríamos esperar de una banda que viene desde las lejanías del lado oriental del globo, se mostraron muy metódicos desde un principio, dejándonos soñar con melodías suaves y armoniosas. Es increíble como el ver a los integrantes de un grupo musical sentir tan profundamente cada instrumento que están tocando puede lograr que como público nos sintamos envueltos con el espectáculo sin dar espacio a la distracción. Satoshi Yamane, guitarrista, nos arrancó una sonrisa a todos con su inglés masticado invitándonos a Tokio a quedarnos en su casa y disfrutar de su maravillosa ciudad. En definitiva, un concierto que se hizo sentir muy íntimo y nos dejó con una sensación de nostalgia musical, nostalgia por que cada vez que vayamos a escuchar una banda nos quedemos queriendo más!

Cronica:Iza Delgado