PENTACIÓN presenta:

 

ATCHÚUSSS!!! En el TEATRO DE LA LATINA

 

 

 

Adriana Ozores, Ernesto Alterio, Fernando Tejero, Malena Alterio y Enric Benavent protagonizan una comedia basada en relatos humorísticos de Antón Chejov.

 

Un Chejov muy joven, que entre un enredo amoroso y otro, trabaja como médico interno y escribe unos seiscientos cuentos cortos. Cuentos publicados bajo el pseudónimo de  «Antoshe Chejonte» y que Chejov no valoraba en demasía. «Chejonte escribió muchas cosas que Chejov no puede aceptar», afirmaba el autor, pero seguramente Chejonte no estaría nada de acuerdo con Chejov en este punto. «Me rindo ante ese sentido del humor tan sutil y elocuente, tan transparente», declara Carles Alfaro,  poniéndose  con claridad del lado de Chejonte para reivindicar estas obras, catalogadas como menores, y que son en realidad retratos vigorosos, humanos, necesarios y piadosos de nuestra propia pequeñez.

 

Chejov amaba el lado cómico de la vida y en estos relatos, utilizando su pluma a modo de bisturí, desentraña trocitos de la vida cotidiana, carentes de acontecimientos extraordinarios o acciones heroicas. Sus personajes, en palabras de Carles Alfaro, director de la función, «son muchísimos hombres, mujeres, niños y hasta animales, cada uno con sus cobardías, sus mezquindades y heroismos. (…)  Y no en bloque, sino de uno en uno, como sin duda se merecían, como sin duda nos merecemos. Seres enfermos, como los que el Chejov médico recibía o visitaba, y que en «ATCHÚUSSS!!!» han sido infectados por una enfermedad cotidiana y molesta: el resfriado. Como subraya la compañía «el catarro es, seguro, la enfermedad más humilde y compartida. Y es también un mal muy contagioso», rematan.

 

A partir de una selección de estos relatos, Carles Alfaro junto a Enric Benavent,  construyen la trama la trama de esta función. «A partir de un personaje, inspirado claramente en «El Canto del Cisne», van surgiendo diferentes momentos, pasajes de su  propia vida en  el teatro que ha pasado más de 30 años. Teatro en el que trabajó como actor y en el que, por circunstancias de la vida, trabaja de acomodador. En esos pasajes van surgiendo una serie de historias, algunas que son historias que acontecierón en ese teatro y otras claramente biográficas», explica el director.

 

La dramaturgia está firmada por el director Carles Alfaro y Enric Benavent, que además interpreta a un «seductor malvadísimo, el seductor profesional», como el mismo lo define, y sobretodo da vida a Dimitri, personaje que es el hilo conductor de la trama en ATCHÚUSSS!!!,  y que  pone contrapunto a «ese delirio de comedia maravilloso de chejov,» en palabras del dramaturgo. «Veo la función desde otro ángulo respecto a mis compañeros, mi camino es un poco diferente. Soy el personaje un poco agónico y marginal que propicia que esto surja», nos desvela Enric Benavent. «Todo ocurre dentro una atmósfera un tanto extraña,  funambulista, en el sentido de que no sabes muy bien ya si es real o está en otra dimensión, sea el limbo o sea el umbral de la muerte. Y ese viaje, de alguna manera, no deja de ser un viaje iniciático. Un viaje por lo que ha sido su vida,» remata  Carles Alfaro.

 

Un viaje, función que es, en palabras de un  sonriente Ernesto alterio, «como un parque de atracciones». Alterio comparte con nosostros el vértigo de un nuevo reto, aderezado por la dificultad de dar vida a tres personajes además   de estár «encargado de llevar la función con el piano»;  sin dejar de sonreir, nos confiesa: «por momentos digo: ¡qué suerte que tengo! y por momentos digo: ¡madré mía dónde me he metido!». Aclarando a renglón seguido que lo de «madre mía dónde me he metido, siempre pasa».

 

Como él, Malena Alterio, también se multiplica interpretando a cuatro personajes que ella misma nos describe: «Irina, una mujer burguesa, felizmente casada, que se le mueve el piso, porque es seducida por un profesional. La institutriz, una mujer muy cándida. Natalia, mujer fuerte, a la que de repente piden la mano y que complica todo por culpa de su carácter. Y, por último, interpeto a una niña que digamos le falta un hervor, lo dejo ahí.»

 

Todos están de acuerdo en que está siendo muy divertido cambiar de personaje y meterse en el torbellino de pasar, en segundos, de estar en escena rematando un personaje a salir, cambiarte de ropa y volver a entrar con otro personaje a cuestas. Pasar, como nos cuenta Fernando Tejero, del personaje que interpreta en «en «El oso», Luca, que es un mayordomo que ha hipotecado su vida por su señora, que es Adriana Ozores»; a dar vida en «La petición de mano» a un personaje «que intenta pretender a un a actriz que yo no he pretendido en mi vida,  Malena Alterio.» Y, sin tiempo de respiro, transformarse en el «ayudante de banco, que hoy sería un auxiliar administrativo», matiza Fernando, de «Una criatura indefensa», para terminar, sin perecer en el intento haciendo de «Nico, el marido» en «La seducción». Si de la seducida decía Malena Alterio que » le temblaba el piso», «a este», el marido «le tiembla el cerebro  porque se la están metiendo con queso,» sentencia Fernando Tejero.

 

Y todo esto bajo la batuta exigente de Carles Alfaro, «un director con el que he trabajado unas cuantas veces», nos explica Adriana Ozores, «un director que te da  la sensación de libertad a la vez que te exige la profundidad que exigen los personajes. Y esto es un mix, que para mí es una manera de crecer». Adriana Ozores encarna a la señora de «La institutriz», una mujer con una idea peculiar de la educación; a Popova en «El oso», una viuda que lucha por ser fiel en » y a la mamá de Una criatura indefensa, una señora un poco más que bruta.

 

Este rosario de personajes son una muestra perfecta de los personajes que desgrana Chejov en sus relatos humorísticos -que desde aquí animamos a leer o releer- y que por suerte han dejado y dejarán huella. El mismo Chejov afirmaba que nada pasa sin dejar huella, que toda acción influye en la vida presente y futura y la vida supeficial oculta una vida profunda, como sus relatos, en cuya inextricable complejidad los hombres, a menudo, son empujados a la deriva.

 

Su afición era poner el microscopio sobre la naturaleza humana, sus acciones y reacciones. La objetividad, era para él un objetivo.  Defendía los límites, la sencillez y la brevedad. Cuanto más corto mejor se profundiza. Y lo explicaba con la claridad de un maestro:  «Un trozo de cielo observado a través de un tragaluz da una idea más profunda del infinito que un gran paisaje visto desde lo alto de una montaña.»

 

Y para dejar huella se hace el teatro, así que pregunto: «Chejov era médico y la comedia realmente es una medicina, ¿una vacuna contra qué y un calmante contra qué?», a lo que un sorpréndido Ernesto alterio responde:  «una vacuna contra la soberbia». Y prosige afirmando que «la risa, al igual que el estornudo, es un acto invountario en el que hay algo de verdad y une a los seres humanos. Produce una descarga, una expresión y lo que se expresa es sanador; y si va de la mano de Chejov, que no sólo te hace reir, sino que además provoca preguntas, pues es un bálsamo para todo tipo de males.»

 

Un bálsamo, que en el caso de los cómicos siempre es la misma oración:»Vamos a tener una gira larga, vamos a engordar y la gente lo va a pasar bien»,  verbaliza Malena en voz alta,  con una pizca de humor.

 

Como dijo César: «ALEA JACTA EST».

Como decimos nostros: compañeros «MUCHA MIERDA».

Saladina Jota